Ante la negativa momentánea de Mariano Rajoy a intentar buscar una mayoría de gobierno, por falta de apoyos, el Rey Felipe VI propuso al secretario general del PSOE Pedro Sánchez  que intente llegar a acuerdos para poder ser investido presidente.

El líder socialista anunció ayer que aceptaba el encargo y “la confianza” depositada por parte del Jefe del Estado. Así pues, Sánchez ya ha empezado su ronda de contactos con Coalición Canaria e Izquierda Unida.

Sánchez ha esperado a que Rajoy, ganador de las Elecciones Generales del pasado 20 de diciembre tomara la iniciativa y se sometiera a una sesión de investidura en el Congreso de los Diputados. Sin embargo al líder del PP no le salen las cuentas. Algunos ven una estrategia en la conducta del partido del gobierno en funciones, que podría estar provocando el desgaste del PSOE, un batacazo de Sánchez, para proponerse como única opción viable.

Sin embargo, las cosas tampoco no parecen ir bien en el seno del PP, con las recientes noticias sobre el operación Taula y la investigación de la que es objeto la plana mayor del PP valenciano con la ex alcaldesa Rita Barberá al frente, que en otro tiempo fue uno de los grandes bastiones del Partido Popular en España. Los expertos señalan que una nueva convocatoria de elecciones podría ser nefasta para el Partido Popular. Tampoco es probable que otros partidos comprometidos con la lucha contra la corrupción, como es el caso de Ciudadanos, presten fácilmente su apoyo, llegado el momento, al partido de Rajoy.

Si Sánchez no consigue los suficientes acuerdos como para alcanzar una mayoría de gobierno, podrían acabar convocándose unas nuevas elecciones generales, hacia el mes de junio, dependiendo de cómo se desarrolle el calendario político en las próximas semanas.

Un trabajo realmente difícil el que tiene por delante Pedro Sánchez, que debería ser capaz de entenderse, a su derecha y a su izquierda, con Ciudadanos y Podemos, dos partidos que ya han advertido que no piensan a asociarse para formar gobierno.