Han pasado varios meses de su derrota electoral y parece que Hillary Clinton ya se encuentra en condiciones de analizar qué influyó en la victoria de Donald Trump en las elecciones a la presidencia de Estados Unidos. Ahora, como ciudadana activa y miembro de la resistencia al actual presidente republicano.
Según ella, aunque reconoció haber cometido errores, las principales razones de su derrota se produjeron en los últimos diez días de campaña.
La veterana política asegura que el triunfo electoral hubiera tenido un claro color demócrata de no haberse producido la intervención de WikiLeaks, Rusia y el director del FBI, James Comey. En su opinión, ella hubiera sido la elegida de haberse celebrado las elecciones tan solo unos quince días antes. Sin embargo, según Clinton, todo se torció con la carta de Jim Comey del 28 de octubre y el WikiLeaks ruso, que crearon dudas y miedo en el electorado estadounidense.
Inmediatamente después de la publicación del vídeo en el que Donald Trump hablaba sobre las mujeres en tono irrespetuoso, se publicaron informaciones comprometedoras para Clinton y su equipo, con la única intención de mitigar el efecto negativo del vídeo de Trump. “Qué coincidencia”, señaló con ironía la excandidata, dejando entrever que Wikileaks y Rusia habían maniobrado en ese sentido.
Semanas después el FBI solicitó reabrir las investigaciones sobre los emails que Clinton había borrado durante su época de Secretaria de Estado. Pero finalmente no se encontró nada incriminatorio y se cerró el caso dos días antes de las elecciones. Pero el mal ya estaba hecho.
Sin citar en ningún momento a Vladimir Putin, Clinton se expresó en sintonía con las conclusiones del gobierno Obama: el mandatario ruso detestaría a Clinton desde que en 2011, la entonces jefa de la diplomacia de Estados Unidos cuestionara el desarrollo de las elecciones en Rusia.