El 1 de septiembre de 2018 entró en vigor la normativa europea, por la que se prohíbe la venta de nuevas lámparas halógenas dentro de las fronteras de los estados miembros de la UE (Unión Europea).
Una normativa aplazada dos años
La directriz que ha impuesto esta prohibición se aplica sobre las nuevas bombillas a partir del 31 de agosto. Los comercios del sector tienen la posibilidad de vender el stock sobrante que hayan almacenado hasta ese día. Pero a partir del 1 de septiembre, no se puede adquirir para vender estos productos.
El objetivo siempre ha sido el de poder ofrecer productos de mayor calidad y con mejor beneficio a los clientes. Se propuso su implantación en el año 2016, pero los profesionales confirmaron que era inviable dado que no existía por aquél entonces una alternativa satisfactoria, en términos de coste y eficiencia.
Por tanto, la Unión Europea decidió aplazar esta normativa durante dos años más, hasta la fecha actual en al que ya está vigente.
Eficiencia lumínica y ahorro al consumidor
El motivo de esta normativa no es arbitrario, sino que tiene sus razones para imponerse entre los ciudadanos europeos. En primer lugar por motivos medioambientales.
La UE ha ido descartando desde hace años productos que provocan una mayor emisión de gases contaminantes en su fabricación y/o en su consumo. El último de estos productos es el de las lámparas halógenas, que ya tienen en las lámparas LED unas dignas sucesoras, mucho más respetuosas con el entorno.
Además, al menos en teoría, las LED tienen una vida útil mucho mayor. Los analistas hablan de 5 o 6 veces por encima de una lámpara halógena, pero no se ha podido determinar todavía.
Lo que sí está confirmado es que el gasto energético es menor, por lo que el consumidor consigue con las lámparas LED un ahorro en su factura de electricidad.
