El sector financiero, y con él nuestra sociedad en general, se enfrenta a un cambio de paradigma, un proceso de revolución digital que se está produciendo a una velocidad de vértigo.
Si hacemos un poco de historia, vemos cómo, a partir de los años 80 la banca lideró la implantación tecnológica de sistemas para responder a las necesidades operativas y de transacciones entre sus usuarios. Por eso, si lo comparamos con otros, es uno de los sectores que cuenta con una mayor cultura digital, ya que, desde entonces, cuentan con una cierta infraestructura.
Ya en pleno siglo XXI irrumpió con fuerza la banca online, dentro de una estrategia multicanal que implicaba un coste operativo menor. Desde entonces a ahora, la situación ha evolucionado de forma casi imparable. En la actualidad, el sector financiero es uno de los más competitivos y uno de los que tiene que afrontar más desafíos en esta época de revolución digital. Desafíos que tienen que ver con la gestión de la cultura y del talento, gestión de prioridades, gestión de referencias, de la innovación, de la eficiencia, ciberseguridad…
Por ejemplo, las entidades necesitan una reflexión estratégica para elegir el momento adecuado para realizar la inversión. Además, necesitan evolucionar hacia una visión mucho más profunda del mercado y del negocio, para conseguir mayores niveles de competitividad y rentabilidad.
Quizá el sector bancario tenga mucho que aprender de de la transformación que han llevado a cabo otras industrias, especialmente las empresas digitales, su gestión del pricing, la integración de productos en marketplaces, la gestión de la imagen de marca en medios sociales e Internet en general, la analítica web como forma de optimización de los procesos de negocio…
Es importante también romper con una visión multicanal para entender que el único canal y el fin último de todo servicio es el canal cliente. En este punto el reto es aprovechar al máximo las capacidades comerciales y establecer una comunicación fluida con dicho cliente en un mundo digital en el que ya no hay horarios.
Por eso los bancos necesitan afianzar los lazos con sus clientes y establecer nuevos marcos de relación. Para ello, requieren de los servicios de consultoras especializadas en tecnología digital. En algunos casos, como el de Atmira, se ofrecen a las empresas del sector servicios combinados de consultoría de negocio con los de consultoría de integración tecnológica.
Atmira impulsa la transformación digital de las entidades bancarias, ofreciéndoles una visión práctica que sirva para que las organizaciones puedan reinventar sus modelos de negocio de la mano de los principios digitales (cliente, negocio y agilidad) y la tecnología digital (Bank as a Service, Customer Experience, Excelencia Operacional, Open API, Tramitación Digital, Mobile First y Compliance) como valor competitivo.
Esta compañía ofrece a las organizaciones conocimiento tecnológico en el ámbito de la Inteligencia de Datos (Business Intelligence, Integración de Datos y Big Data) para favorecer el diseño de estrategias y la toma de decisiones. Además, Atmira soluciones basadas en su especialización en Arquitecturas de Integración (SOA & BPM, Movilidad & Cross Channel), mejorando el servicio al cliente.