Una expedición formada para encontrar la legendaria ‘ciudad del dios mono’ en la selva de Honduras ha encontrado los restos de una ciudad pertenecientes a una cultura hasta ahora desconocida.
El grupo de arqueólogos detectó la presencia de montículos de tierra, plazas amplias y modificaciones en la tierra, signos de la existencia de una civilización desconocida a la que todavía no se le ha asignado un nombre.
En el lugar se encontraron también un buen número de esculturas de piedra que habían permanecido intactas desde el momento en el que la ciudad fue abandonada. El hecho de que la ciudad descubierta esté intacta es algo «inusualmente raro», afirma el arqueólogo Christopher Fisher, de la Universidad Estatal de Colorado.
Entre los hallazgos destaca una colección de 52 esculturas de piedra ubicadas junto a la base de una pirámide. Además, se calcula que hay muchas más de estas esculturas bajo tierra, incluidos unos asientos adornados con figuras como buitres o serpientes.
La ubicación de esta ciudad misteriosa no ha sido revelada para protegerla de los saqueadores.
Las ruinas de esta ciudad fueron descubiertas en 2012 en un reconocimiento aéreo del valle de la Costa de los Mosquitos, una gran región dominada por pantanos ríos y montañas. Se trata de una de las zonas más inexploradas desde el punto de vista científico de la Tierra.
Antiguas leyendas hablan de la existencia de una ciudad de muros blancos en el interior de la selva, un lugar donde los indígenas se habrían refugiado de los conquistadores españoles. Incluso en 1920 se organizó una expedición que tenía como objetivo dar con el paradero de la legendaria ‘ciudad blanca’.
Sin embargo, los historiadores no creen en la existencia de una única ‘ciudad perdida’, sino que consideran que hay muchas de estas ciudades en la zona, configurando algo mucho más importante: toda una civilización perdida.