En declaraciones realizadas ayer, el Papa Francisco abogo ante destacados exponentes del mundo deportivo y empresarial por la defensa del deporte de la corrupción y defendió un deporte genuino, que se aleje de la explotación comercial y de las manipulaciones.
Dichas manifestaciones las realizó el Sumo Pontífice en el marco de la apertura de la conferencia celebrada en el Vaticano sobre fe y deporte. Entre otros, formaban parte del selecto auditorio el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach.
El deporte es una actividad repleta de ventajas para el hombre. El Papa reconoció entre las principales su capacidad para enriquecer la vida de la gente y su carácter prácticamente universal.
El Papa señaló que la amenaza de que el deporte pierda credibilidad y de que los ciudadanos desconfíen de los registros y de los records deportivos sería muy triste para el propio deporte y para la humanidad en su conjunto. También dijo que la competición debe ser alegre y desinteresada, por encima del cinismo y el desencanto.
Sin dejar de reconocer la importancia de los resultados, para el Papa es primordial jugar bien y hacerlo con lealtad. Y esta afirmación es válida tanto para el deporte como para la vida.
Destaco sobre todo el valor del deporte aficionado, que no persigue títulos ni medallas pero que permite cuidar la salud, trabajar en equipo, saber ganar y saber perder. Puso énfasis también en aquellas personas que por su mala situación económica no pueden practicar deporte como les gustaría y animó a los gobiernos a facilitar el acceso de estas personas. Asimismo, animó al trabajo general para que todos los niños puedan, de cualquier clase social, puedan disfrutar del deporte en condiciones dignas.
Para finalizar, agradeció a todos los asistentes cualquier esfuerzo encaminado a erradicar la corrupción y la manipulación del mundo de deporte.