Según una investigación del doctor en Bellas Artes Juan Manuel Miñarro, la sábana santa de Turín y el sudario de Oviedo «envolvieron casi con toda seguridad el cadáver de la misma persona».
El estudio, que ha comparado las dos reliquias, se ha basado en las técnicas de geometría para el reconocimiento y aplicación de los puntos cranométricos y líneas anatómicas. También se ha recurrido a la antropología forense.
Mediante ambas disciplinas científicas la investigación ha descubierto un importante número de coincidencias entre ambas reliquias, lo cual «sobrepasa con creces el mínimo de puntos significantes o pruebas exigidas por la mayoría de los sistemas judiciales del mundo para la identificación de personas». En los sistemas judiciales el mínimo de puntos exigidos es de entre ocho y doce, mientras que en el estudio es de más de veinte.
El estudio ha encontrado muchas coincidencias en las principales características morfológicas (tamaño, tipo, distancias de las huellas), en el número y distribución de las huellas de sangre, en las huellas singulares de varias de las lesiones reflejadas en los dos lienzos. Hay puntos en los que se evidencia una gran compatibilidad entre ambos lienzos, como por ejemplo en la zona de la frente, donde hay restos de sangre, o en las contusiones de nariz, pómulo derecho y mentón.
No obstante, Miñarro matiza que las huellas encontradas en uno y otro lienzo presentan ciertas diferencias morfológicas. Estas variaciones pueden deberse a que el contacto con ellas fue distinto desde el punto de vista de la duración, colocación e intensidad del contacto de la cabeza con cada uno de los lienzos.
Por tanto, la investigación no prueba que se trate de Jesucristo, aunque sí se puede decir que, con casi toda probabilidad, la sábana santa y el sudario envolvieron el cadáver de la misma persona.