El pasado viernes 25 de mayo en Irlanda se celebró el referéndum sobre la legalización del aborto con un doble interés social e histórico. En primer lugar, el país siempre ha sido considerado como uno de los más conservadores del continente europeo. Esto ha sido la base sobre la que el proteccionismo hacia una posible ley del aborto siempre ha frenado su avance hasta la actualidad.
En segundo lugar, el interés suscitado derivaba de la alta probabilidad de que al final el referéndum saliera con un resultado final favorable al SÍ. Y así ha sucedido.
Un 66,4% apoya la legalización del aborto
Con la contabilización final de los votos, en un plebiscito que también ha sido de récord, al contar con la participación más alta de las dos últimas décadas. El SÍ ha contado con el favor de un 66,4% de los votantes y el NO solo ha tenido el apoyo de un 33,6%.
Es decir, que dos de cada tres ciudadanos irlandeses que han participado en el referéndum, han apoyado la opción de legalizar el aborto. Además, no hay un perfil definido, pues entre los votantes del SÍ hay mujeres y también hombres, personas que viven en la ciudad y quienes viven en el campo.
Lo que sí queda bastante claro es que esta nueva etapa está protagonizada por las nuevas generaciones de irlandeses.
Consecuencias del referéndum
El resultado del referéndum tiene muchas consecuencias importantes, siendo la primera la de frenar la emigración de mujeres que han tenido que viajar a otros países para someterse a un aborto, dado que en el país era ilegal.
Sin embargo, tiene otras consecuencias, culturales y económicas. Presenta a una Irlanda renovada, que puede abrir la puerta a nuevas negociaciones con empresas internacionales, precisamente en un momento en el que el proteccionismo de Reino Unido no le sería muy favorable.
