Las consecuencias de mantener la cita tal y como está ahora mismo podrían ser nefastas según el colectivo firmante, ya que el virus podría extenderse y contagiarse por todo el planeta, por vías insospechadas. Aproximadamente, se prevé que medio millón de turistas procedentes de las más diversas partes del mundo visiten Río para disfrutar de las competiciones. Cada uno de ellos representa una amenaza potencial que podría contagiar el virus de regreso a su país.
Los firmantes, encabezados por el epidemiólogo canadiense Amir Attaran, aseguran que las medidas de control que se han puesto en marcha en Brasil de cara a los juegos son absolutamente insuficientes. Argumenta que quizá baste con esperar a la erradicación de la plaga del mosquito transmisor, que quizá pueda lograrse en unos meses.
Sin embargo, la OMS ya ha respondido que no va a acceder a la petición de estos científicos. Según este organismo la celebración de los juegos no va a alterar de forma significativa la posible transmisión del virus.
No obstante, parece que no sólo es parte de la comunidad científica la que está preocupada por la posibilidad de contagio y su expansión, ya que algunos destacados deportistas, como por ejemplo el jugador de basket Pau Gasol, han señalado que están valorando seriamente si ir o no a los juegos.