Tablao Alegría es uno de los mejores lugares para disfrutar de un amplio abanico de palos de flamenco en Málaga. Cada noche se suben a su escenario renombrados artistas que ofrecen un espectáculo único y lleno de pasión. Cada uno de ellos con su propio estilo. Si tienes pensado asistir a una actuación, en este artículo te explicamos qué es un palo de flamenco y cómo distinguirlos.
Un palo flamenco es cada uno de los estilos de cante de las distintas modalidades de flamenco que existen y que presentan unas características diferentes por métrica, procedencia o si se acompañan de guitarra o baile, por ejemplo.
La división tradicional diferencia entre los cantes básicos, los fandangos y sus derivados, y entre aquellos que poseen influencias de otras regiones españolas o del continente americano. Y cada uno de los palos cuenta con su propia estructura, que incluye una parte fija y otra variable. La parte fija es la que permite al elenco ir al compás cuando actúan en grupo. Mientras que la variable va unida a la improvisación, una de las peculiaridades que presente este arte lleno de emoción.
¿Cuáles son los palos flamencos más populares?
Resulta bastante complicado determinar cuántos palos flamencos existen, pero lo cierto es que como mínimo existen más de 100 estilos distintos. Obviamente, no podemos abordarlos todos en este artículo, por lo que hemos hecho una selección de los que van acompañados de baile, que son los que suelen verse en los espectáculos de Tablao Alegría.
- Fandango: este palo nació en el siglo XVII y ha ido evolucionando mucho a lo largo de los siglos, dando lugar a otras variantes como las granaína, las malagueñas, las jaberas y el taranto. Tiene origen árabe y portugués. De hecho, su compás recuerda al fado y a la gran cantidad de influencias culturales que posee.
- Sevillanas: se trata de uno de los palos flamencos más populares. Se baila en pareja y nunca falta en ninguna feria de Andalucía. Además, es uno de los más bailados tanto dentro como fuera de España.
- Bulerías: son el palo fiestero por excelencia. Un estilo que transmite alboroto, bullicio y algarabía. No existe fiesta flamenca que no acabe por bulerías. Muy fácil de identificar tanto para los expertos como para aquellos que no tienen muchos conocimientos sobre este género.
- Seguiriyas: es otro de los palos flamencos más antiguos y destacan por su intensa carga de dolor, tristeza y sentimiento. Aparecieron sobre todo en Cádiz y Sevilla y son la variante que más recuerda al cante jondo. Su baile suele ser solmene, lleno de pasión y sin artificios.
- Soleá: aunque no es el más antiguo, sí es el palo flamenco que mejor ha conservado sus valores y las calidades del arte jondo. Por su tonalidad, su compás y su melodía, se trata de uno de los palos más profundos y solemnes y sus letras suelen estar cargadas de sentimientos y emociones.
- Tangos: son uno de los palos básicos del flamenco. Su origen es algo difuso, pero es otro de los estilos más fiesteros, siendo parte esencial del repertorio de los bailaores flamencos. Aunque hay diversas variantes, los más populares son los de Cádiz, Granada, Jerez, Triana y Málaga. Cuando se hace más lento, se vuelve más insinuante, y se conoce como tiento.
- Alegrías: esta variante destaca por su estilo alegre, ligero y sensual. Su compás es el mismo que el de la soleá pero con un ritmo más rápido, invitando siempre al baile. Forma parte del género de las cantiñas y es el complemento ideal para la soleá.
¿Cómo identificar los palos del flamenco?
Saber identificar los palos del flamenco es algo que requiere tiempo y de mucho oído. Si pones atención, con el tiempo, aprenderás a diferenciar las melodías y a conocer el origen de cada uno de ellos, si es de Cádiz, de Huelva, de Jerez, si llegó desde Cuba o no ha salido nunca de la Península. Conocerlos te ayudará a comprenderlos y a entender su interpretación, a sentirlos y a disfrutar más de los espectáculos de Tablao Alegría.
Casi todos los estilos se clasifican en familias, por lo que muchos guardan similitudes entre ellos. Pero lo cierto es que no son iguales. El secreto para distinguirlos esté en el acento, que es el compás.
Es necesario prestar atención a la métrica de la canción. Si tiene un compás de 2, 3, 4 o 12 tiempos. Lo siguiente es fijarse dónde está el golpe (el acento) musical. En base a ello, se tratará de un palo u otro.
Por ejemplo, las sevillanas y el fandango presentan un compás ternario, es decir, de tres tiempos. No obstante, si los escuchas, te darás cuenta de que no suenan de la misma manera. El compás binario divide el tiempo en dos o cuatro partes, propio de los tientos, los tangos y los estilos cuya rítmica procede de la milonga, las rumbas o las colombianas. Las bulerías, las alegrías y las soleás son magníficos ejemplos de doce tiempos que también suenen distinto cuando se oyen.
Pero además, para distinguir entre distintos palos de flamenco, también es importante fijarse en las letras y en sus estrofas o en las coplas. Por ejemplo, las seguiriyas son de tres o cuatro versos, pero de cinco y siete sílabas, y siempre riman los versos cortos. Pero en los fandangos, las coplas incluyen cinco versos y riman los pares por un lado y los impares por el otro.
En resumen, como puedes ver, el flamenco es un género lleno de pasión y sentimiento, pero también demasiado complejo como para conocerlo en unos pocos minutos. Es necesario iniciarse en los palos flamencos más populares y, de manera progresivamente, ir avanzando en el aprendizaje de cada palo.
En cualquier caso, no hay que olvidar que el flamenco es un arte más allá de todos los palos que puedan existir. Como españoles, podemos sentirnos muy orgullosos de este género musical que hemos ido creando a lo largo de los siglos y que gusta en caso todo el mundo. Es cierto que sus palos pueden guardar ciertas semejanzas entre ellos, pero gracias a pequeños cambios, podemos decir si se trata de uno u otro.