Según una investigación publicada en ‘American Journal of Epidemiology’, dormir por la noche con demasiada luz en el dormitorio podría favorecer la obesidad.
El estudio, realizado por un equipo del Instituto de Investigación del Cáncer de Londres, sometió a 113.000 mujeres a pruebas con la luz de sus habitaciones, clasificándolas en 4 categorías: suficiente para leer; suficiente para ver a través de la habitación, pero no para leer; suficiente para ver una mano colocada delante, pero no para ver a través de la habitación, y demasiado oscuro como para ver la mano.
Los investigadores incluyeron en el estudio algunas medidas de sobrepeso y obesidad, resultando mayores estos parámetros en aquellas mujeres que dormían en habitaciones más iluminadas.
Todavía no se sabe su hay una relación causa-efecto, por lo que no hay pruebas suficientes como para afirmar que oscurecer el dormitorio puede tener efecto en el peso corporal. No obstante se trata de unos resultados bastante interesantes, justificante necesario para realizar una investigación científica a mayor escala.
Una de las posibles explicaciones que han barajado los expertos tiene que ver con nuestro reloj biológico. Estos creen que la luz puede estar interfiriendo en el reloj biológico del cuerpo, que rige los ritmos circadianos (día/noche) de nuestro organismo. Además, y esto es algo demostrado, la exposición a la luz artificial interfiere en la producción de melatonina, la hormona del sueño.
En este mismo sentido, un estudio publicado en la revista ‘Nature’, advertía que la luz artificial es uno de los factores más perjudiciales para el sueño. Este estudio aseguraba que la luz artificial después de la puesta de sol es quizá el factor más relevante en el problema de falta de sueño que a tanta gente afecta en nuestros días. A ello contribuyen los ordenadores, móviles o tabletas, cuyas pantallas emiten una luz extremadamente perjudicial para que nuestro organismo se prepare para coger el sueño.