Las escaleras de caracol, que han sido profusamente utilizadas desde la Antigüedad en edificios religiosos, civiles y residenciales, han evolucionado, al tiempo que lo hacía la propia arquitectura que las albergaba, a través de los siglos. Este tema es el que ha plasmado en su tesis doctoral el arquitecto Alberto Sanjurjo, conocido también por sus proyectos arquitectónicos en España y el Medio Oriente.
La tesis del profesor Sanjurjo se centra en analizar esta evolución y en confirmar la hipótesis de que las escaleras de caracol en piedra fueron, durante siglos, motivo de experimentación constructiva en los talleres de los principales maestros de toda Europa Occidental.
Grandes arquitectos y la escalera de caracol de Louvre
Esta investigación y experimentación constante, según nos cuenta Alberto Sanjurjo Álvarez, ha llegado hasta nuestros días de una manera brillante en los proyectos de los grandes maestros de la arquitectura del siglo XX, que utilizaron este tipo de escaleras en algunas de sus obras. Le Corbusier, Jacobsen o Niemeyer escribieron páginas notables en el libro de la historia de la escalera. Grandes arquitectos del momento actual también han investigado y proyectado con esta tipología, como Frank O. Gehry, Herzog & de Meuron o Steven Holl, pero sin duda la escalera contemporánea más conocida y admirada es la escalera de acceso al Gran Louvre en Paris, obra de J. Pei en la década de los ochenta del pasado siglo.
Esta escalera de caracol con un ascensor cilíndrico en su interior, que permite la accesibilidad para personas con movilidad reducida, es un verdadero alarde al mismo tiempo que un elemento que organiza el espacio central de acceso al museo. Una pieza de un valor estético remarcable, una pequeña joya en el acceso a uno de los grandes museos del mundo, como nos destaca el arquitecto Alberto Sanjurjo.
Otros usos de las escaleras de caracol
Pero la escaleras de caracol no han protagonizado solo los grandes espacios arquitectónicos como el del Castillo de Chambord en Francia o el Palacio Farnese en Roma, obras del más cultivado Renacimiento europeo. También han sido desde la Antigüedad, elementos que han servido a espacios más modestos en torreones de iglesias, zonas de servicio en palacios y viviendas. Eso quizás les ha dotado de un mayor valor dentro de la historia de la arquitectura, especialmente la construida en piedra. El arquitecto y profesor Alberto Sanjurjo ha localizado y estudiado decenas de escaleras de caracol que permanecían prácticamente inadvertidas en edificios, principalmente religiosos, de media Europa. Estos caracoles son verdaderas obras maestras de la estereotomía de la piedra y se realizaron, probablemente, con la única intención de demostrar la pericia del cantero o maestro que los ejecutaban, en algún lugar recóndito de catedrales como la de Chartres, Beauvais o Sens, por poner un ejemplo.
Este tipo de escaleras funcionales, de pequeñas dimensiones, se han seguido construyendo hasta nuestros días. Algunos arquitectos siguen investigando e inventando nuevos tipos y materiales para estas escaleras. A este respecto destacan los prototipos creados por el arquitecto y profesor Giussepe Fallacara en Italia (atelierfallacara.it).
Razones para tener una escalera de caracol en tu casa, según el arquitecto Alberto Sanjurjo
Alberto Sanjurjo Álvarez nos habla de los motivos para tener hoy en día una escalera de caracol en un hogar moderno:
- La principal y más obvia es el ahorro de espacio, puesto que pueden llegar a ocupar menos de la mitad de la superficie requerida para una escalera convencional.
- Las razones espaciales y de organización funcional también son importantes. Con frecuencia asociamos, en nuestros diseños, argumenta el profesor Sanjurjo, las escaleras de caracol con espacios en doble o triple altura que pueden ser recorridos y valorados tanto desde su interior como desde el exterior.
- Y por último, la posibilidad de innovar con materiales que de den valor a nuestra vivienda. Algunas de estas escaleras pueden ser verdaderas obras de arte en sí mismas. Elementos diseñados para ser admirados en el vestíbulo o salón de nuestra propia vivienda.
Las limitaciones que la normativa en materia de utilización ha impuesto en la mayoría de los países europeos ha desterrado prácticamente este tipo de escaleras al ámbito de lo privado. Lejos de ser una desventaja podemos aprovechar esta circunstancia y disfrutar en nuestra propia casa de una pequeña obra de arte a modo de escalera.