Si lo sucedido en China está causando una concienciación mucho mayor que todos los informes previos sobre contaminación y cambio climático, ahora en Irán se ven obligados también a adoptar medidas similares.
China tuvo que limitar o prohibir la apertura de escuelas en casi todo el país durante 3 días en la primera alarma roja de contaminación hace unas semanas. A los pocos días, la alarma se repetía, las medidas regresaron y la mentalidad sobre el problema pasó de reflexión a pánico. Hacía falta reaccionar lo antes posible.
Entre medias, el Pacto de París ofrecía un acuerdo histórico que terminó firmándose por 200 países, entre ellos Irán, que ha demostrado su buena voluntad una vez las sanciones medioambientales han sido retiradas. Irán se comprometió a una reducción de sus emisiones en un 12% aunque para ello tuviera que contar con la ayuda de países desarrollados. Sin embargo, la Naturaleza ha seguido su paso y el ambiente es, literalmente, irrespirable.
Durante 3 días las escuelas han tenido que cerrar. Todo este periodo, una nube de contaminación se ha asentado en varias ciudades iraníes, destacando su presencia en Teherán. Las personas que circulan por la calle deben llevar protectores para filtrar el aire que respiran. Los vehículos mantienen una limitación basada en la ya bien acogida práctica de permitir matrículas pares un día y matrículas impares otro día.
Pero la solución para Irán concretamente no es fácil. A diferencia de China, una de las principales causas de la contaminación en la zona es la extracción de crudo. Irán es uno de los mayores productores de gases del mundo y el proceso vulnera todos los límites medioambientales actuales. El haber impuesto recientemente un programa antinuclear, ha restringido todavía más la emisión de este tipo de sustancias, lo que asfixia a su vez a la industria del país y muchas empresas optan por vulnerar todas las normas.
Pero la situación es crítica y el Gobierno ha decretado el cierre cautelar de muchas fábricas dentro del sector de la energía, al menos hasta que se estabilicen las condiciones medioambientales.
El problema para Irán es que el resto del año la contaminación sigue estando en niveles demasiado altos. La industria del país basada en la extracción del crudo afecta más cuando llega el invierno, pero no significa que el resto de meses del año se mantenga parada, ni siquiera estable. Por esa razón, las medidas del Pacto de París se han presentado como una imperativa urgente y necesaria para la salud de los habitantes de Irán.