La dependencia respecto a China en el sector automovilístico (como sucede también con otros muchos más sectores), sigue manteniendo unas previsiones reduccionistas sobre la producción de nuevos coches en todo el mundo, por la escasez de chips.
Algunas marcas ya han anunciado e iniciado de hecho sus planes de inversión en otras zonas geográficas, con el fin de garantizar el abastecimiento de estos imprescindibles componentes independientemente de lo que suceda con la producción desde Asia.
Europa parece ser uno de los destinos predilectos de las compañías automovilísticas, pero hasta que esta producción en otros países sea una realidad, todavía hay que esperar muchos años.
Situación de carencia de chips en China
Por tanto, la situación actual es que todavía se depende de los chips que producen y exportan desde el gigante asiático.
Una situación que, además, se está agravando por la reincidencia del virus en algunas zonas asiáticas, lo que está provocando el cierre de fábricas con el fin de contener una posible expansión del contagio entre la población.
Nos encontramos así con una situación similar a la vivida en 2020, pese a que las estimaciones de producción de vehículos no son tan malas para finales de 2022.
Ahora mismo, no obstante, sí que son negativas incluso para Asia. De forma general todos los países, todos los fabricantes, estiman una producción a la baja con respecto a años previos a la pandemia.
La guerra en Ucrania y el aumento del coste de las materias primas
Otros dos factores son clave en los problemas para el sector a corto plazo. El primero de ellos es la guerra en Ucrania, que está influyendo en prácticamente todos los aspectos económicos a nivel mundial.
Entre estos aspectos llega como factor clave el coste de las materias primas, que se ha elevado considerablemente respecto a meses anteriores. Esto afecta al coste de producción de los vehículos y, por tanto, también a las estimaciones de ventas.