Todos estamos de acuerdo en que desde que empezó la crisis económica en España, vemos que cada día es más difícil gestionar nuestras finanzas de una forma adecuada y viéndose alterada de forma considerable por la falta de dinero para llegar a fin de mes y afrontar los pagos de la hipoteca, minicréditos, tarjetas de crédito, etcétera.

Todo esto hace que muchas familias necesiten crédito para pagar diferentes cuotas y otros gastos del día a día. Si a esto sumamos que hay muchas familias que tienen varios miembros en la cola del desempleo la cosa se pone aún más difícil de llevar.

Lo más fácil sería acudir a un banco para que nos dé un préstamo personal pero obviamente se carece de los requisitos necesarios para que éste nos lo conceda, además de que el dinero se necesita con rapidez y los bancos suelen tardar bastante en formalizar este tipo de préstamos.

De ahí que hayan surgido en los últimos tiempos nuevas formas de financiación rápida con las llamadas “financieras de microcréditos”. Estas financieras otorgan préstamos rápidos de cantidades reducidas (entre 50 y 800 euros), sin pedir demasiados requisitos y de una forma automatizada y flexible.

Como hemos mencionado en el párrafo anterior, la diferencia primordial entre los minicréditos y los “préstamos ordinarios” es la cantidad de dinero que podemos pedir. Si bien en los préstamos ordinarios se puede llegar a solicitar cantidades de más de 10000 euros, en el caso de los minipréstamos la cantidad máxima no suele ser mayor a entre 700 y 800 euros. Quedan cubiertas así las necesidades puntuales e inmediatas de dinero.

Van orientados a usuarios y familias que necesitan cubrir las necesidades económicas más básicas. Hay que tener en cuenta que a este tipo de financiación debe recurrirse sólo en casos de urgencia y de forma puntual, debido a que los intereses son muy elevados.