El TTIP, el pacto para el intercambio de bienes, servicios e inversiones entre la Unión Europea y Estados Unidos, parece difícil de completar cuando se encuentra en su fase final de negociaciones.
Parece que han surgido más problemas de los previstos. El TTIP, que son las siglas de Transatlantic Trade and Investment Partnership, estaba llamado a proporcionar un nuevo acuerdo comercial entre las dos potencias que generan cerca del 50% del PIB bruto mundial, lo que significaría la mayor alianza bilateral económico del mundo.
Sin embargo, estos planes parecen chocar, al menos de momento, con la amenaza del Brexit y el rechazo que han expresados algunos gobiernos europeos.
Desde la perspectiva de la negociación estadounidense hay mucho camino recorrido y todavía es posible alcanzar un acuerdo satisfactorio para ambas partes antes del final de año.
Sin embargo, el hecho es que algunos puntos determinados de la negociación llevan aproximadamente un año sin registrar ningún avance. Por ejemplo, para los europeos resultaría primordial el acceso a las compras públicas de EEUU, que representan un mercado de 320.000 millones de dólares. Otros aspectos conflictivos de las conversaciones son las telecomunicaciones, el transporte marítimo y la protección de inversiones.
El anuncio del Brexit ha llegado para complicar la situación, ya que está en el aire la relación futura entre Gran Bretaña y Estados Unidos.
Tampoco ayuda la creación de dos bandos con posturas diferentes acerca del TTIP entre los gobiernos europeos. Mientras la mayoría de los países instan a la búsqueda de soluciones y al avance en el acuerdo, otros países como Francia, Alemania y Austria parecen más reticentes al no haber estampado su firma en la carta que otros 12 países han remitido a la comisaria Malmström.
Así pues, la perspectiva de un posible fracaso de las negociaciones cobra cada día más fuerza.