Tal y como estaba previsto la derecha se convirtió el pasado domingo en mayoritaria en el senado francés con las elecciones para renovar la mitad de los 348 escaños de la cámara. Una cámara en la que entra por primera vez el ultraderechista Frente Nacional (FN) con dos diputados.
Con los resultados obtenidos la derecha le gana 16 escaños a la izquierda.
Jean-Christophe Cambadells, primer secretario del Partido Socialista, declaró a la prensa que su formación perdía una veintena de escaños, pero al mismo tiempo había ganado cuatro. «Temía que todo fuera más duro, más grave», confesó Cambadells al tiempo que reconocía que esperaba «que la derrota fuera mucho más franca, más dura».
Casi con total probabilidad, de la Unión por una Mayoría Popular, el gran partido de la derecha en Francia, saldrá el que será el nuevo presidente del Senado, que será elegido mañana. Tres son los candidatos declarados de esta formación: el exprimer ministro Jean-Pierre Raffarin, el exministro Gérard Larcher y Philippe Marini.
Por su parte, la presidenta de la formación ultraderechista, Marine Le Pen, declaró que su partido había obtenido unos «resultados espectaculares», que «se va a insuflar aire fresco en esa cámara un poco dormida» y que se discutirá sobre cuestiones como «las fronteras, la inmigración, la inseguridad o la Unión Europea».
En estos comicios para el Senado, en los que se renuevan 178 escaños en 58 departamentos, los votantes son 87.734 grandes electores, de los cuales la gran mayoría son concejales.
Los resultados obtenidos en estos comicios senatoriales van en la línea del mapa político resultante de las elecciones municipales del pasado mes de marzo, las cuales significaron un duro golpe para el Gobierno socialista y una gran victoria para la derecha.