Las fusiones empresariales podrían ser la tónica predominante en esta década en el sector de las telecomunicaciones.
No es una consecuencia directa del coronavirus, aunque es cierto que la pandemia podría acelerar todavía más este proceso, para el que se estimaba entre 5 y 10 años de desarrollo.
El primer ejemplo importante podemos verlo en el anuncio que Telefónica y Liberty han realizado recientemente.
Una fusión esencialmente británica
El mercado objetivo de esta fusión es Reino Unido. Por ese motivo, Telefónica actuaría en base a su filial británica O2. Se uniría de esta forma a todos los negocios que Liberty tiene también en el país.
De momento se sabe que están en conversaciones, por lo que puede entenderse que hay un interés mutuo por el acercamiento.
Si finalmente el interés se convierte en una operación real de fusión, sería la mayor en el sector de las telecomunicaciones desde la que realizaron BT y EE en 2015 por 12.500 millones de libras, aproximadamente 16.000 millones de dólares.
Una fusión en tiempo de coronavirus
Las fusiones en las telecomunicaciones son necesarias, según lo analizado por necesidades de los consumidores y capacidades de las operadoras. Es imprescindible que grandes empresas se esfuercen por conseguir conjuntamente unos servicios de calidad y en evolución constante, al ritmo exigido por el mismo sector.
El coronavirus, no obstante, aceleraría estas fusiones. El parón de actividad de muchos sectores, es contrapuesto a las necesidades cada vez en mayor demanda de comunicación social. Esto ha impuesto un mayor ritmo todavía de adaptación de los servicios tecnológicos al interés social.
Tal ha sido el esfuerzo, que las empresas de telecomunicaciones podría decirse que han sido de las pocas que han podido mantenerse en beneficios. El 7 de mayo Telefónica presentará su contabilidad respecto al primer trimestre y es previsible que, en base a estos resultados, la fusión obtenga el sí definitivo por parte de Liberty.